Angelines me deja en la intermodal de Zaragoza sobre las 16h. del 31 de Marzo, a las 16:20h. sale mi autobús que viene de Cambrils, pasa por Tarragona, llega a Zaragoza, continua hasta el Terminal 4 de Barajas, finalizando su recorrido en la capital del reino. El paisaje hasta la T.4 es arto conocido,campos de cereales que verdean en el inicio de la primavera, pinos, carrasca y como dice Labordeta "donde hay agua una huerta".
Me apeo en la T.4 y el propio conductor me indica el bus que estacionado muy próximo me llevara de forma gratuita a la T.1, donde debo embarcar hacia mi primer destino, la ciudad brasileña de São Paulo. El vuelo es por la TAM compañía aérea brasileña, en el mostrador correspondiente hago el chekin sin ninguna demora y los funcionarios de la compañía son de una amabilidad tan exquisita que por un momento tengo la impresión de que se han confundido de pasajero o de pasaje. Después de pasar por los clásicos controles y una vez que las autoridades competentes además de examinar la autenticidad de mis documentos, comprueban que no soy portador de explosivos ni de drogas no permitidas, paso al espacio donde se producirá el embarque, un paseo por las tiendas que se encuentran en esta zona, me confirman algo que ya sabia y que a pesar de ser libres de impuestos los precios son un 50% mas caros que en los comercios de la ciudad.
Ya en la sala de embarque propiamente dicha se produce el primer contacto con una brasileña, la forma de entablar conversación es curiosa por que al hacer amago de sentarme y viendo que la fila de sillas esta bastante atiborrada de personas y equipaje, decido cambiarme a un lugar mas tranquilo y despejado, es en ese momento cuando esta brasileña, cuarentona y de buen ver, que a debido observar mis movimientos me dice en un castellano bastante castizo: "siéntate aquí al lado que no muerdo".
La llamada para embarque se produce a las 22h. según el horario previsto y en la llamada se avisa que los primeros a embarcar serán los pasajeros con algún problema de movilidad, padres con niños pequeños y personas mayores, así que con mis credenciales de haber cumplido los 71 años me voy a la cabecera de la larga fila que ya se había formado y soy el primer pasajero a entrar en la nave, busco el asiento 21 C coloco mi mochila en el portaequipaje y me siento a esperar el decolaje, que se que demorara. Coincidencia de coincidencias, la brasileña cuarentona y de buen ver tiene el asiento 21 D y por tanto será mi compañera de viaje mas próxima, la conversación se reanuda y enseguida ella mismo se define como una brasileña con mucho desparpajo, hacia mucho que no escuchaba esa palabra que me gusta, la encuentro muy sonora y expresiva. En la conversación me entero que es casada con dos hijas de 10 y 12 años, que ya están en Rió de Janeiro su marido que tiene previsto viaje unos días después es español, vasco y la familia a vivido 8 años en un pueblo industrial en las cercanías de Bilbao,la crisis ha dejado en el paro a la pareja y han tomado la decisión de emprender una nueva vida en Brasil, han conseguido unos pequeños ahorros en estos 8 años de trabajo y piensan abrir un maqueño negocio en cualquier ciudad de Brasil que les permita vivir una vida razonable y dar unos estudios a sus hijas.
¿Se aclimatará el vasco a una emigración que no ha elegido?
En los años 60 los españoles que emigramos teníamos algunas opciones, Francia, Alemania, Suiza, Sudamérica y siempre eran países prósperos receptores de mano de obra calificada, barata y las dos cosas a un tiempo. Si este caso como supongo no es aislado aun que desconozco su magnitud, podemos pensar en la tragedia de estas familias que vuelven con un español como consorte a un país desde donde su pareja tuvo que emigrar hace algunos años con la intención de mejorar su vida. Es un nuevo aspecto y una nueva consecuencia de la crisis económica española y mundial.
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